Tiempo hace desde la última entrada en el blog. Han sido unos meses de cambios, de mucho que hacer, de cansancios, de falta de tiempo y, a veces, de falta de ganas.

¿Hacerse? Ahora digo (sin cagarme en la leche) que se puede hacer. El jefe contento porque estamos instalados en la oficina nueva sin que se haya enterado, los compañeros encantados con la nueva oficina porque es más grande y más cuca, y aquí la que suscribe hasta el moño de la nueva oficina y asqueada porque quedan muchas cosas que resolver por delante y porque se ha chupado la dichosa mudanza.
Dejando este punto aparte y después de haberme desahogado con este tema, entramos con más cambios. El cambio de estación meteorológica, pasando de la primavera al verano. Y menudo cambio! El calor que nos inunda estos días, también por la noche, nos deja atontaos. Llevo sin conseguir dormir bien varios días debido a que la casa parece un horno y yo un pollo dando vueltas alrededor del fuego cociéndose sin parar.
Y haciendo referencia al comienzo de este post, ha habido un cambio de un par de meses a esta parte en mi misma. En mi actitud, por la falta de tiempo que ocasiona que se acumulen las cosas que hacer y que se agrava con la falta de ganas. Después de pensarlo mucho y darle vueltas, llego a la conclusión de que tanto cambio en estos dos últimos meses ha absorbido la energía que tenía acumulada para el día a día en poco tiempo y que por eso las cosas han ido amontonándose.
Menos mal que se están solucionando, e intento no gastar energía de más para no caer en el mismo círculo (cosa que a veces no lo puedo controlar). Espero, por tanto, poder hacer las cosas de las que hablaba que son las que más me gustan y así poder compartirlas en este blog.
Canica
Igual ahora estás de vacaciones, bien merecidas después de tanto trasiego...
ResponderEliminarPero comparte, que yo sigo por aquí.
Un abrazo caluroso.